El Lechero

Entregar leche, describe mi profesión; otra manera de decirme que soy un pinche gato que no supo qué hacer con su vida. Al menos es lo que esos idiotas piensan, todos los días es la misma rutina me levanto a las 5 am me baño en una regadera y me visto en un cuarto que si fuera más pequeño hasta una rata se mudaría, no importa la gente siempre está buscando seguridad y esta es la mía, palabra clave: “barato” salgo de la casa y me dirijo en mi bicicleta por el producto. Don Jose, ah ese señor siempre de tan buen humor puede caerse el cielo y el siempre te recibe con una sonrisa. Ahora que recoga la leche es hora de las entregas.



Diario voy con mi bicicleta diciendo la misma frase trillada. “¡llego el lechero!” es la clave para que las señoras salgan a recibirme con los frascos vacios, (y sus sabanas tibias,) puede sonar ridículo pero la mayoría de estas mujeres viven una vida gris, sentenciadas a los quehaceres de la casa y cuidar niños. Ahí entro yo además de surtir los lácteos, brindo mis servicios amatorios, es un secreto a voces, visitó a Julia, Ana, Jimena… demasiados nombres para recordarlos todos, menos Angélica, siempre me ha gustado más que las demás, el tiempo pasa hago las entregas y atiendo a mis clientes, el esposo no está, los hijos en la escuela, las casas son para mí; disfruto de los manjares que me preparan y cuando el sol se empieza a poner, es hora de irse.



Regreso con Don Jose entrego los envases vacios y rumbo a mi hogar al fin y al cabo mañana vuelvo a trabajar…

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