Sin brújula

Había leído la carta, aun no lograba comprender totalmente su contenido solo que debía ir en persona al lugar designado, ¿sería un truco?, hasta cierto punto podría llegar, pero no sabía realmente donde era, me tenia intrigado, ¿tal vez por fin podría lograr lo que tanto ansiaba?, ¿quizá al fin mi sueño se convertiría en realidad?.

Junte mis pertenencias esenciales, celular, la cartera, las llaves, y un bastón, pague el boleto, en eso a lo que llaman metro, al poco rato vi a una señora descalza con tantos hijos como arenas en el mar pidiendo limosna. Si la madre sabe de lo difícil que es mantener un niño, ¿para qué tiene tantos? cavile en mi cabeza. Distraído por mis pensamientos, me asusto un ruido estruendoso que inicio al extremo del vagón, era un vendedor de discos piratas que con su cantaleta merolica y mono tónica, parecen hipnotizar a los pasajeros para que compren sus productos:

¡señores usuarios!, venimos ofreciéndoles, rematándoles, una colección de los mejores éxitos, son treinta éxitos de la música norteña, Los Tigres del norte, Los cadetes de Linares, Los Tucanes de Tijuana, diez pesos le vale, diez pesos le cuesta, para sus bautizos, quince años o bodas, no se quede sin los mejores éxitos, diez pesos le vale diez pesos le cuesta…

Con el continuo cantar de productos poco a poco me voy quedando dormido, empiezo a soñar con una gran brújula que no apunta al norte, aunque trato de alinearla, todo a mí alrededor cambia sin aviso, confundido y alarmado, lo intento una y otra vez. Cuando La voz de la operadora se escucha.
Última estación: ningún pasajero podrá permanecer abordo, salgo del vagón, salgo de la estación, voy en busca de mi sueño…


Yodaniboy

Fuente: Textuorema

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