Pedro Paramo y el LLano en LLamas


Había estrellas fugaces. Caían como si el cielo estuviera lloviznando lumbre.


El pecado no es bueno. Y para acabar con el hay que ser duro y despiadado.

La visión de Dios. la luz suave de su cielo infinito.

Tengo la boca llena de ti, de tu boca. Tus labios apretados, duros como si mordieran oprimiendo mis labios. Trago saliva espumosa; mastico terrones plagados de gusanos que se me anundan en la garganta y raspan la pared del paladar. Mi boca se hunde, retorciéndose en muecas, perforada por los dientes que la taladran y devoran. La nariz se reblandece. la gelatina de los ojos se derrite. los cabellos arden en una sola llamarada.

La visión de Dios. la luz suave de su cielo infinito.

Que ira al cielo muy pronto y platicara con el pidiéndole que me perdone toda la mucha maldad que me llena el cuerpo de arriba abajo.

Hizo un buen trabajo. Ni siquiera los despertó. debió llegar a eso de la una, cuando el sueño es mas pesado; cuando comienzan los sueños; después del "Descansen en paz", cuando se suelta la vida en manos de la noche y cuando el cansancio del cuerpo raspa las cuerdas de la desconfianza y las rompe.

No debí matarlos a todos; me hubiera conformado con el que tenia que matar; pero estaba oscuro y los bultos eran iguales... Después de todo, así de a muchos les costara menos el entierro.

Es algo difícil crecer sabiendo que la cosa de donde podemos agarrarnos para enraizar esta muerta.

Di que te fue bien y que conociste mujer y que tuviste hijos, otros ni siquiera eso han tenido en su vida, han pasado como las aguas de los ríos, sin comerse ni beberse.





Citas del libro: Pedro Paramo y el LLano en LLamas de Juan Rulfo


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