Arráncame la vida de Ángeles Mastretta

Ya vete. No te cobro porque yo soló cobro por decir mentiras y lo que te dije es la verdad.

Las mamas siempre lloran cuando se casan sus hijas.

No hay pretextos que valgan. De las mujeres depende que se coma en el mundo y esto es un trabajo, no un juego.

Además a las amantes todos el mundo les tiene lástima o cariño, nadie las considera cómplices.

Café americano, lo llaman. Solo los gringos pueden creer que es bueno, porque los gringos tienen estragado el paladar.

Siempre las cenas se dividían así, de un lado los hombres y del otro nosotras hablando de partos, sirvientas, y peinados. El maravilloso mundo de la mujer llamaba Andrés a eso.

Luego nos despedíamos con esos besos de lado que le caen el aire mientras uno se roza las mejillas.

Yo mis dos embarazos los pasé furiosa. Qué milagro de la vida ni que la fregada.

Vote por el candidato de la oposición, no porque lo considerara una maravilla, sino porque seguramente perdería y era grato no sentirse ni un poco responsable del gobierno.

Pero a cada quién le toca una guerra distinta.

Me daba vergüenza estar así por un hombre, ser tan infeliz y volverme dichosa sin que dependiera para nada de mí.

La segunda parte del concierto alguna cosa triste triste y larga larga que siempre parece que se va acabar y cuando uno cree que buen final vuelve como una maldición.

Porqué para vivir en este país hay que estar loco o pedo. Yo casi siempre ando loco, pero ahora me quería ganar la cordura y no la dejé.

Si quien hacer cochinadas vayan a un establo, no aquí a ensuciar la casa de la virgen.

Porque así eran las hojas buenas pero traicioneras.

Citas del libro Arráncame la vida de Ángeles Mastretta

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