La realización



Abrí la puerta y me encontré a la vecina. Una señora que de ser un centímetro mas pequeña entraría en la categoría de enana, su aspecto pintoresco siempre me daba la impresión de tener una sonrisa que parecía que se la hubieran cocido a la fuerza ya que, en sus en sus ojos solo podía ver una depresión enmascarada.

-Buenos días Señor Vicente.
-Buenos días Señora Eduviges.

¿Esta seguro que lleva todo lo esencial para su trabajo?
Claro que si, Señora no esta hablando con un irresponsable.
Esta bien, yo solo quería verificar.

Quien se cree esta señora para preguntarme semejante cosa, ella que solo se preocupa por barrer y trapear y lavar la ropa.

Después mientras bajaba la escalera, me encontré inmerso en otra platica forzosa con el vecino.
El señor Domínguez se cargaba un bigote que hacia que su redonda cara se viera semejante a una morsa, pues su cabello era tan amplio que no sabias si salían de la piel o de la nariz.

-¿A donde con tanta prisa joven? – inquirió.
-Llegare tarde al trabajo, masculle hastiado en mi mente.
-¿Estas seguro que tienes todo para el trabajo?
-De nuevo la misma pregunta, estos vecinos míos deben tener una impresión terrible de mi.
¡Claro que llevo todo! dije tan claro y tan tajante que pude.

Sin siquiera despedirme, continúe mi descenso y justo antes de llegar a la puerta me encontré al encargado del edificio. el señor Godínez.

Señor Godínez, buenas días dije, sin querer detenerme.
Pero mi error fue abrir la boca, ya que Don Godínez me detuvo en plena huida, con su arrugada cara y encorvado andar me dijo:

-Vicente siempre te he considerado mi amigo, y no me gusta meterme en la vida personal de los demás, pero debo insistir, ¿en realidad de que se trata tu trabajo?

-¿Mi trabajo? ¿Que le puede interesar a este anciano las finanzas?, de mala gana conteste; trabajo en el banco Sr Godínez en el área de patrimonio empresarial.

-Me sorprende en verdad y lo felicito, pero, ¿hay alguna razón por la cual en el banco le ordenaran ir encuerado al trabajo?

- Fue en ese momento al verme en el espejo de la puerta del edificio, que vi que no tenia mas prenda que mi dignidad ahí me di cuenta, que siempre, de alguna u otra forma siempre estamos desnudos…




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