La Llovizna


Teníamos la boca seca, ya había pasado mucho tiempo desde que bebimos agua, al poco rato pudimos ver nuestras pieles resecándose y agrietadas. A pesar de tener un poco del vital liquido, la ingesta era tan poca, que sentía como si nos bebiéramos apenas unas cuantas gotas, cuando sentimos que toda esperanza se terminaba escuchamos aquel reconfortante estruendo, poco a poco vimos caer el agua y conforme se mojaba el césped vimos caerla con mas intensidad y pudimos refrescarnos, retomamos nuestra humectación y supimos que viviríamos un día mas.

Comentarios